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Europa (España, Alemania, República Checa, Francia)

  • Writer: merlinaenelaire
    merlinaenelaire
  • Sep 1, 2020
  • 41 min read

Updated: Oct 19, 2020


Lugares visitados: Barcelona, Berlín, Praga, Cavaillon, Aviñón, Saint-Rémy-de-Provence, Arlés, Les Baux-de-Provence, Pont du Gard, Carcasona

Viajando con nuestra hija de 5 años

Epoca del año: otoño en el hemisferio norte (Octubre)

Cantidad de días totales: 18

Cantidad de días en España: 5

Cantidad de días en Alemania: 6

Cantidad de días en República Checa: 3

Cantidad de días en Francia: 4


Introducción

Dividimos este viaje en partes de acuerdo a los países visitados. Como el vuelo llegaba primero a España, decidimos pasar el primer día en Barcelona antes de llegar a Berlín donde nos quedamos varios días hospedados en la casa de familiares que residen allí.

Desde Berlín viajamos a Praga para hacer una visita de 4 días para luego volver a Alemania.

Desde Alemania tomamos un vuelo a Barcelona y en el aeropuerto alquilamos un auto para ir directo hacia el sur de Francia. Paramos en Cavaillon para recorrer la Provenza francesa. Luego regresamos en auto a Barcelona para pasar allí los últimos días de nuestro viaje.


Día 1 - Barcelona

Llegar a España para mí siempre tiene algo de vuelta a casa. Debido a mis raíces andaluzas y catalanas, España es símbolo de familia.

Llegamos a Barcelona a las 6 am. Nos dirigimos directo al hotel que habíamos reservado para el primer día en esta hermosa ciudad. Como en muchos hoteles, el check in era a partir de las 14.00 hs., lo cual hizo un poco dura nuestra llegada ya que de las 13 horas de vuelo habíamos dormido sólo 3…

Llegamos al hotel y dejamos nuestro equipaje apartado en la recepción. Fuimos directo a desayunar en el café del hotel. Teníamos reservadas entradas en Park Güell para las 11.45 hs. esa mañana. Era un plan realmente desafiante para ser el primer día. Aun así, dormimos un poco sentados en un cómodo sillón del lobby del hotel (nos dijeron que nos podían adelantar el check in pero no por mucho tiempo antes).


Después de descansar un poco tomamos un taxi en la calle que nos llevaría a Park Güell. Había estado en Barcelona y en este hermoso parque varios años atrás. A pesar de nuestro cansancio pudimos recorrerlo y disfrutarlo.

Entramos al parque y visitamos primero La casa del Guarda (hicimos una pequeña cola para entrar a recorrerla) y la Conserjería. Allí había un hermoso gift shop.


Subimos luego por la Escala Monumental. Pasamos por la Sala hipóstila exterior e interior. Llegamos finalmente a la Placa de la Natura. Nos sentamos un rato allí en esos asientos ondulados con sus mosaicos. Desde allí se obtienen bellísimas postales de este parque tan especial.


Caminamos luego por el Pórtico de la Lavandera. Entrar en el paisaje de Gaudí es como un viaje inter dimensional. Sus viaductos te hacen sentir así. La naturaleza está presente en todo. Llegamos a la Rampa y casa Larrard. Por el otro lado de la Placa de Natura se accede también a Los Jardines de Australia.


Volvimos en taxi de vuelta al hotel a eso de las 13.00 hs. y por suerte ya estaba lista nuestra habitación. Sin dudarlo nos tiramos en nuestras camas a dormir una siesta reparadora. Pusimos el despertador a las 15.30 hs. ya que 16.30 hs. teníamos tickets para ingresar a la Sagrada Familia.

Como dije antes este primer día fue una maratón...! Estábamos apenas a 4 cuadras caminando de esta obra maestra de Gaudí. Llegamos a la Sagrada Familia e hicimos la cola de los que teníamos tickets para entrar. Yo había estado allí en el 2004. 14 años después ví sus avances. Es una obra monumental que a mí personalmente me conmueve, tanto por fuera como por dentro.


Entrar en la Sagrada Familia ya es un momento mágico. El juego de luces de sus techos donde se filtra la luz del sol es increíble. Sus inmensas columnas que emulan árboles de la naturaleza gigantescos son impactantes. Su altar que invita a sentarse por un rato a admirar todo este maravilloso edificio y todo lo que transmite. A nuestra hija le gustó mucho. Subimos a una de sus torres para obtener una vista de Barcelona.

En total estuvimos unas dos horas dentro de la Basílica, tomándonos el tiempo para admirar cada rincón. Salimos de allí a eso de las 18.30 hs. Nuestra hija quiso ir a jugar a la plaza de la Sagrada Familia que está justo en frente de la entrada principal de la basílica. Estuvo jugando allí un rato en los juegos para niños. Era un día hermoso de calor y la plaza estaba repleta de familias y jubilados que jugaban a las bochas. Una imagen muy familiar para nosotros, parecida a lo que uno vé en algunas plazas de los barrios porteños de Buenos Aires.

Desde allí caminamos (unas 20 cuadras) hasta la Plaza de Cataluña, uno de los centros neurálgicos de la ciudad. De aquí parten importantes calles de la ciudad como la Rambla, el Paseo de Gracia, la rambla de Cataluña, las rondas de la Universidad y de San Pedro, y la calle de Pelayo, así como la avenida de Portal del Ángel, la gran arteria comercial de la ciudad, y antigua puerta de las murallas.

Frente a la plaza hay una tienda de El Corte Inglés. Aún estaba abierta así que entramos a mirar y luego cenamos en el restaurant panorámico del último piso llamado La Placa Gastro Mercat. El lugar tiene una ambientación sencilla, es self service y con precios accesibles. Tiene una variedad de platos que incluyen tapas tradicionales catalanas, pastas, carnes y menú vegetariano Lo mejor es la vista en altura de la ciudad.

Después de cenar aun teníamos energía para seguir recorriendo. En lugar de tomar un subte, decidimos volver al hotel caminando ya que la noche estaba preciosa para caminar por las calles catalanas.

Pasamos por Casa Batlló y por Casa Mila (La Pedrera). Días después haríamos las visitas guiadas correspondientes.

¡Es increíble que a pesar del cansancio pudimos hacer tantas cosas ese primer día!

Llegamos al hotel y dejamos listo todo el equipaje nuevamente ya que al día siguiente tomaríamos un vuelo rumbo a Berlín, Alemania.


Día 2 - Berlín

Luego de desayunar en el hotel, tomamos un taxi rumbo al aeropuerto para tomar un vuelo con destino a Berlín donde pararíamos en la casa de familiares cercanos, un hermoso departamento muy bien ubicado en el barrio Mitte.


El departamento estaba en un moderno complejo de varios edificios con patios internos. En los alrededores habían negocios, bares, restaurantes, galerías de arte y hasta un pequeño supermercado en la esquina. Estaba muy cerca del subte y de diferentes líneas de buses. La ubicación era perfecta.

Llegamos a las 16.00 hs. al departamento. Dejamos todo el equipaje, nos abrigamos muy bien (no hacía tanto frío pero era un día gris y de lloviznas) y salimos los tres a caminar. Habíamos llevado el monopatín desarmado en la valija para que nuestra hija lo usara durante nuestro viaje. El monopatín en Berlín fue clave. Nos permitió recorrer muchísimas cuadras y hacer casi todos los recorridos a pie los tres sin ningún problema. También utilizamos mucho el subte y las líneas de buses, perfectamente organizados con la puntualidad alemana.

Salimos entonces a caminar rumbo al Dokumentationszentrum Berliner Mauer (Berlin Wall Documentation Center) que es parte de un complejo dedicado a la historia del muro, ubicado en la Bernauer Straße; compuesto por el Berlin Wall Memorial, la Chapel of Reconciliation y el Documentation Center propiamente dicho.

Este fue nuestro primer contacto con restos del muro que dividió a familias y por los que murieron tantas personas al intentar cruzarlo. La sala de exhibición del Documentation Center relata en primera persona las diferentes historias de las personas que intentaron atravesarlo. Allí volví a ver el video de la caída del muro que ví en los noticieros cuando era niña. No pude evitar llorar de la emoción al volver a verlo.


Nuestra hija se mostró muy interesada en el muro y toda su historia. Por supuesto filtramos muchas cosas de la historia pero en su comprensión de sus 5 años fue clara la importancia que tuvo semejante acontecimiento histórico.

Volvimos ya de noche para pasar por el supermercado. Nos bañamos, cambiamos y fuimos a cenar con mi familia y unos amigos a un restaurant de pescados y mariscos. Nos acostamos muy tarde ese día. Al día siguiente era feriado nacional en Alemania. Se celebraba el día de la reunificación alemana.


Día 3 - Berlín


Para ser otoño el clima en Berlín era bastante cálido. Salíamos en remera y con un sweater y campera. La campera la usábamos recién cuando bajaba el sol.


El 3 de octubre era el día de la unificación alemana y por lo tanto feriado nacional. Ese día nuestra hija se quedó con nuestra familia que la llevaría a pasear al Museo de Ciencias Naturales y a la tienda de Legoland Discovery Center (un mini Legoland ubicado en el Sony Center en la Postdamer Platz).

Mi marido y yo aprovechamos para salir a pasear solos (desde que nació nuestra hija era la primera vez que lo hacíamos en vacaciones) y tomar el tour (no apto para menores de 7 años) del Berliner Unterwelten.

Los tickets los sacamos con anticipación a través de la web. Elegimos un horario después del almuerzo. Fuimos caminando desde el departamento en el Mitte hasta donde se iniciaba el tour (la estación de subte Gesundbrunnen). Atravesamos parques y puntos de interés que luego recorrimos con mayor detenimiento.

El tour de Unterwelten es realmente impactante. Un guía te lleva por los refugios del subterráneo utilizados durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí se refugiaban las personas que estaban utilizando el subte o personas que se trasladaban desde sus hogares durante el día o noche cuando escuchaba la sirena de ataques aéreos.

Es muy impactante ver esos refugios que están casi intactos. Es un recorrido por varias salas del subterráneo que tenían diversos fines en esos momentos. Enfermerías, sanitarios, salas con largos bancos donde se refugiaban hombres, niños y mujeres muchas veces por horas (y en los que a veces la gente moría debido a la falta de aire).

El guía va relatando en detalle cómo se utilizaba este refugio en la vida cotidiana. En algunas habitaciones se exhiben objetos militares y de la propaganda nazi. Los kits antibombas que utilizaban los ciudadanos impresionan.


El tour no tiene desperdicio. Hay que ir preparado mentalmente para ingresar a lugares cerrados y muchas veces oscuros. Nuestra hija tenía 5 años y medio en ese momento y su ingreso no estaba permitido. Pueden ingresar niños a partir de los 7 años, pero lo dejan a criterio de los padres, no lo recomiendan.

Nos encantó este tour, una primera impresión viviente de lo que fue la Segunda Guerra Mundial.

Salimos del subte y seguimos caminando con la intención de pasar por varios puntos de interés histórico y turístico.

Existe un tour a pie gratuito de unas 4 horas que te lleva por todos esos lugares que nosotros hicimos por nuestra cuenta (en inglés y español). Mi familia que residía en Berlín nos lo recomendó muchísimo pero dado que íbamos a estar con nuestra hija, preferimos marcar esos puntos de interés nosotros y hacerlos a nuestro ritmo.

Tomamos un subte hasta la famosa Alexanderplatz. No nos quedamos mucho tiempo allí ya que íbamos a volver otro día. Tomamos una rápida foto de la icónica antena de televisión de Berlín.

Seguimos caminando y pasamos por la isla de los Museos. Entramos a la catedral y tomamos el tour guiado hasta su cúpula. Sacamos unas hermosas fotos del atardecer desde allí.

Pasamos por el Altes Museum sobre la plaza frente a la catedral. Llegamos hasta el Gendarmenmarkt (Mercado de los Gendarmes), considerada la plaza más bella de Berlín. El edificio central de la plaza es el Konzerthaus. A un costado se encuentra la Französischer Dom (Catedral Francesa) y justo en el lado opuesta la Deutscher Dom (Catedral Alemana).

Me encantó esta zona de Berlín (el barrio francés), con sus edificios exquisitos, bares y tiendas encantadoras.

Seguimos caminando rumbo al Sony Center, un complejo de edificios comerciales construidos por Sony en la Potsdamer Platz de Berlín en el año 2000.

El Sony Center cuenta con una gran variedad de tiendas, restaurantes, hotel, oficinas, museos, cines, un teatro IMAX, un Legoland Discovery Centre y por supuesto tiendas de Sony. Mis familiares me contaban que siempre iban al cine allí y luego a cenar.

Allí se encuentra el subte o metro de la estación Postdamer Platz, otra forma de llegar hasta el Sony Center. También está cerca el Mall of Berlín (donde fuimos de shopping días después).

Nos encontramos allí con mi familia y mi hija. Ellos recién salían del Legoland Discovery Center, un lugar de perdición para los niños y niñas.

Debido al feriado nacional no pudieron acceder al Museo de Ciencias Naturales de Berlín (nos quedará para otro viaje), así que pasaron la tarde en este mini Legoland donde hay actividades educativas y de entretenimiento para los más pequeños y sus familias. Nuestra hija quedó muy contenta con la experiencia y por supuesto se llevó un juguete Lego de souvenir.

Merendamos con mi familia en un lindo bar del complejo Sony Center. Comimos un exquisito Strudel con helado.

Ya era de noche cuando salimos de allí y nos fuimos caminando hacia el departamento. Pasamos por la Puerta de Brandenburgo. Debido a que era un feriado nacional, la plaza estaba cerrada por conciertos y no se podía acceder a la famosa puerta. Había una multitud de gente esa noche caminando por esas calles de Berlín con clima de celebración.

Nuestra estadía coincidió además con el Oktober Fest.


Día 4 - Berlín

Ese día salimos los tres temprano luego de desayunar. Tomamos el subte rumbo a a la Puerta de Brandeburgo, la cual estaba bastante cerca del departamento pero decidimos no ir a pie para no cansar a nuestra hija desde temprano ya que el día de recorrido iba a ser largo.


Nos bajamos en la estación Friedrichstrasse. Sin buscarlo nos topamos con las cinco esculturas infantiles llamadas “Trains to Life Trains to Death” que simboliza a los niños que murieron en el Holocausto.

Berlín tiene por donde mires esa mezcla energética de lo nuevo y lo que vendrá con el peso y la densidad de la historia de las guerras y del Holocausto.

Seguimos caminando por las calles, mi hija con su monopatín. Entramos a varias tiendas de souvenirs y juguetes y por supuesto nos sacamos fotos con cada estatua de oso berlinés y con los osos Buddy que encontrábamos en nuestro camino.

Llegamos finalmente a la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor). Es una antigua puerta de entrada a Berlín y uno de los principales símbolos tanto de la ciudad como de Alemania .Está situada en el centro actual de la ciudad, en la Plaza de París, formando el final de la avenida Unter den Linden y marcando el comienzo del gran parque Tiergarten y de la avenida Straße des 17. Juni. En las cercanías también se encuentran el Reichstag y la Potsdamer Platz. Importantes sucesos en la historia de Berlín están ligados a la Puerta de Brandeburgo.


Sacamos muchísimas fotos y luego seguimos caminando rumbo al Memorial del Holocausto. Estuvimos un largo rato en este monumento. ¿Cómo explicar a una niña de 5 años lo que pasó? A ella el muro, los museos, las fotos, las estatuas, monumentos y la energía en general que tiene esta ciudad no le fue indiferente. Desde sus preguntas intentamos contarle la historia de manera que ella pudiera entender sin abrumarla.

Decidimos no ir con ella al Museo del Holocausto. Nos quedamos jugando en el memorial. Para nuestra hija era además un hermoso laberinto para jugar hasta cansarse. Ella corría y nosotros intentábamos alcanzarla. Sus gritos de diversión hacían sonreír a los demás turistas. Cuando crezca le contaremos, aprenderá y entenderá lo que sucedió en este capítulo tan oscuro de la historia de nuestra humanidad.

Desde allí fuimos al bunker de Hitler donde hay hoy un estacionamiento y un edificio monoblock al lado. A propósito no hay ningún cartel ni insignia que haga referencia al lugar o a él.

Seguimos camino rumbo al Museo del Espionaje (German Spy Museum), un lugar que resultó muy divertido para nuestra hija y para nosotros también. El museo es mayormente interactivo. Hay exhibiciones de objetos (hasta autos) utilizados durante el espionaje de la Segunda Guerra Mundial. Se pueden ver cosas insólitas. Es un lugar para grandes y chicos, para sentirte espía por un día.

Una de las cosas más divertidas es un juego con obstáculos laser para sortear al mejor estilo de "Misión Imposible" hasta llegar a la salida. También un laboratorio donde los niños pueden analizar y descifrar mensajes espías. La cabina de disfraces fue muy divertida para sacar fotos.


Fuimos luego al museo Topografia del Terror, donde operaba la policía secreta del estado (con cárcel propia), la dirección de las SS, el servicio de seguridad de las SS (SD) y la oficina central de la seguridad del imperio. Desde este lugar se articulaba la persecución y exterminio de los opositores políticos del nacionalsocialismo en el interior y en el extranjero, y se organizaba el genocidio de los judíos europeos, gitanos y romanos.

Hay una parte al aire libre donde se puede ver gran parte del muro mientras se siguen los relatos e historias de persecución. Dentro del museo continua la exposición con fotos, documentos y relatos.

De allí nos dirigimos a Checkpoint Charlie (Punto de control Charlie), el más famoso de los pasos fronterizos del Muro de Berlín entre 1945 y 1990. Abría el paso a la zona de control aliada con la soviética, donde actualmente se unen los barrios de Mitte y Kreuzberg. Sólo se permitía usarlo a empleados militares y de embajadas de los aliados, extranjeros, trabajadores de la delegación permanente de la RFA y funcionarios de la RDA.


El checkpoint Charlie tiene un mini escenario y escenografía con actores disfrazados de soldados, marineros y mujeres de la época con los cuales uno se puede sacar una foto (pagando por supuesto). Ya era la hora de la merienda y paramos a tomar un café caliente en un bar que estaba en la esquina ambientado en los años 50´.

Ya se estaba haciendo de noche y fuimos caminando al Mall of Berlin. Queríamos ver algunas tiendas de ropa y juguetes. Entramos a la juguetería a Toys R Us con nuestra hija y estuvimos allí un buen rato muy entretenidos.

Ya a la hora de cenar volvimos al departamento.


Día 5 - Berlín


Al día siguiente era sábado. Salimos después de desayunar. Nuestra hija con su monopatín. Fuimos hasta Alexander Platz. En esta plaza se monta uno de los más famosos mercados de navidad de Berlín. Estuvimos recorriendo algunos de sus puestos.

Ya al mediodía almorzamos en el patio cervecero. Era un día de sol y estaba lleno de familias locales paseando.

En el patio comimos unas salchichas típicas alemanas con unas riquísimas cervezas artesanales. Dado que era fin de semana habían instalado en la plaza unos juegos para niños. Nuestra hija se subió a una cama saltarina con arnés. Luego se subió a una calesita antigua que hay allí, al lado del Reloj Mundial Urania (uno de los íconos de Berlín) que muestra el tiempo de varias zonas horarias del mundo.

Otro ícono de esta ciudad es la Fernsehturm (Torre de Telecomunicaciones). Además de ser actualmente la sede de varias emisoras de radio y televisión, sirve de mirador con un bar y restaurant a 203 metros de altura. Tras la reunificación alemana, la torre pasó de ser un símbolo nacional político de la RDA a un símbolo comunitario de la Berlín reunificada.

Dado que era sábado había muchísimas gente, locales y turistas, haciendo la cola para subir al mirador de esta torre. Tuvimos que esperar más de una hora para poder subir. Habían estrictos controles de seguridad. Dejamos el monopatín en el guardarropa del lugar y subimos al mirador.


Desde allí se ve toda la ciudad. Es divertido identificar desde esa vista todos los edificios y sitios de interés. Arriba hay un bar y restaurant, pero había tanta gente que no valía la pena sentarse a tomar algo. Bajamos para seguir nuestro recorrido. Si uno va por primera vez a Berlín es un must visitar este lugar icónico de la ciudad, si es posible un día de semana donde no hay tanta gente.


Desde Alexanderplatz nos dirigimos al Museo DDR, uno de nuestros favoritos y también más visitados de Berlín. El museo está ubicado justo en el río Spree, frente a la Catedral de Berlín.


El DDR nos encantó a los tres, nuestra hija se entretuvo muchísimo. La mayoría de sus exposiciones e instalaciones son interactivas, pensadas para grandes y chicos. Es un viaje en el tiempo a la antigua República Democrática Alemana.

Una de las principales atracciones es un simulador de conducción de un Trabant P601. También una reconstrucción auténtica de una vivienda en un Bloque Prefábrico de la RDA con cinco habitaciones. Es impresionante recorrer una casa típica de esa época, una sala de un jardín de infantes, una prisión. El museo te brinda todas esas experiencias y más. Estuvimos por lo menos dos horas en el DDR, fue realmente divertido y educativo.


Salimos ya casi al atardecer y tomamos uno de los barcos que salen justo del río Spree. El nuestro consistía en un recorrido de 1 hora, rodeando la Isla de los Museos y pasando por el Reichstag. El clima era propicio para sentarse en una de las mesas de la cubierta al aire libre y disfrutar de la noche y luces de la ciudad mientras tomábamos una cerveza o algo caliente.

Esa noche a las 20.30 hs. comenzaba el “Festival de las Luces”. Las fachadas de los principales edificios y monumentos de la ciudad cambiaban gracias a proyecciones de luz, música y color. Desde el barco disfrutamos de los museos con sus nuevas fachadas coloridas (describirlo es difícil, las fotos podrían dar una idea de que se trataba).


Al regresar al desembarcadero de donde partimos, nos dirigimos a la plaza que está frente a la Catedral de Berlín para seguir disfrutando de este espectáculo tan especial.

Allí iniciamos nuestro recorrido a pie por varios edificios bellamente iluminados. Las calles estaban llenas de gente, era sábado, era la semana del Oktober Fest y no hacia el frío esperado para esa época del año (otoño).


Esa noche teníamos reserva en el Brauhaus Georgbraeu, un restaurant típico alemán que nos encantó, ubicado en el barrio de Nikolaiviertel, el más antiguo de Berlín. Fuimos con nuestros familiares locales y amigos y lo pasamos increíble.

Habíamos querido ir al Berliner Hof, un restaurant típico de Berlín donde se festeja el Oktober fest a lo grande, pero lamentablemente no había disponibilidad por varios días. Pero el Georgbraeu fue nuestra revancha y celebramos con riquísimas cervezas y comida típica alemana.


Día 6 - Praga


Ese día era domingo. Temprano partimos rumbo a Praga, República Checa en un bus que salía a las 8 am. Dejamos nuestro equipaje principal en el departamento de nuestra familia en Berlín. Empacamos sólo dos cabin size y el monopatín de nuestra hija.

Tomamos un bus que demoraría 4 horas en llevarnos hasta Praga. El viaje en bus fue bastante ameno. Llegamos a Praga a las 12.00 hs. del mediodía.

El bus nos dejó en una terminal que tenía una entrada de subte al lado. Fue un poco difícil sacar el boleto del subte ya que se sacan de unas terminales autoadministradas que están sólo en idioma checo. La mayoría de los turistas pasamos unos minutos viendo como funcionaba hasta que podíamos sacar nuestros tickets.

El subte nos dejó en el corazón de la ciudad, ese lugar encantado salido de un cuento de hadas.

Habíamos alquilado un departamento por Airbnb que estaba en pleno centro histórico. El departamento era amplio y luminoso. Dejamos nuestras pertenencias allí y salimos a recorrer.

Caminamos por las calles de la ciudad vieja donde todo es un deleite visual: los edificios, los carruajes que paseaban turistas, las tiendas, cafés y restaurants.

Llegamos al antiguo mercado de productos locales. Allí estuvimos un rato recorriendo cada uno de los puestos. Compramos algunos adornos de navidad para nuestro arbolito.

Almorzamos luego en Corto, una pizzería y restaurant que estaba ubicado a metros del mercado. Es una zona muy linda para almorzar, con las mesas al aire libre.

Fuimos luego a la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga (ubicada entre la Plaza de Wenceslao y el Puente de Carlos). Pasamos bastante tiempo en esta plaza de ensueño los días que estuvimos en Praga.

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Hicimos una visita guiada por el Reloj Astronómico y el Ayuntamiento. Desde allí se obtiene una vista panorámica de la Ciudad Vieja. Pudimos ver las famosas figuras animadas del reloj llamadas " El paseo de los Apostoles" desde el interior y por supuesto también desde el exterior. Todos los turistas esperan pacientemente para ver y registrar el momento en que las figuras animadas dan las horas.


Entramos a la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn. Sacamos muy lindas fotos. Ese día compramos boletos para un concierto de música clásica que se llevaría a cabo esa mismo día por la noche en esta hermosa iglesia.

Más tarde pasamos por la Iglesia de San Nicolás y caminamos hasta la torre del puente Carlos. Nos dirigimos luego al Clementinum para averiguar cuando eran los tours guiados en inglés o español. A la salida fuimos a merendar a un café que estaba cerca de allí llamado Paneria Paul Kaprova. Aprovechamos allí para descansar antes del concierto en la Iglesia de Tyn.

Volvimos a la noche a la plaza principal, es mágica con las luces de los edificios encendidas y sus faroles. Un señor que hacía burbujas gigantes entretuvo un buen rato a un grupo de niños, incluida nuestra hija.

A las 19.00 hs. entramos a la Iglesia de Tyn. Estábamos sentados en el primer banco y en el atrio se ubicó la orquesta para deleitarnos durante una hora con la música más maravillosa.

Lloré de la emoción. Adoro la música clásica y escucharla en vivo en ese lugar tan especial me hizo sentir muy feliz y agradecida. Mi hija se durmió casi al inicio del concierto y se despertó justo cuando finalizó. Ya era de noche y después de caminar todo el día era más que esperable. La idea original era que yo asistiera sola pero a último momento decidimos ir los tres.


Praga ofrece conciertos de música clásica todos los días en diferentes iglesias y edificios emblemáticos. Estos lugares acompañados de la música hacen que sea un momento inolvidable.

El concierto terminó para la hora de la cena. Cenamos en el departamento.

Día 7 - Praga


Ese día teníamos tickets para ir de excursión al Castillo de Praga. Este se encuentra en las afueras de la ciudad y se puede llegar caminando. El Castillo de Praga queda al lado opuesto del barrio Viejo, cruzando el río Moldava por el Puente Carlos.

Esta excursión lleva al menos medio día y más si uno la quiere disfrutar con tranquilidad. Además de ser muy impresionante, este castillo medieval se encuentra en lo que fue el primer asentamiento de Praga durante la edad media y moderna. Alrededor del castillo se encuentran otras construcciones y edificios que dan cuenta de la vida cultural y social de aquella época.

Al entrar por las murallas del castillo nos topamos con la impresionante Catedral de San Vito edificada por Carlos IV. Para visitar la Catedral de San Vito hay que entrar en el complejo arquitectónico del Castillo de Praga. A través de esa misma entrada se puede acceder a esta hermosa iglesia, que es para muchos el símbolo más puro del estilo artístico gótico de Praga. La Catedral de San Vito fue construida en el año 1344 y fue una de las decisiones que tomaron los reyes de Praga para conseguir que Praga tuviera su propio arzobispado. Dentro de la catedral se encuentran enterrados reyes, obispos y arzobispos. También en esta catedral se realizaron las coronaciones de todos los reyes de la Bohemia. Se puede subir hasta la torre más alta de la catedral que mide unos 100 metros para tener vistas únicas de Praga.


Entramos a la Basílica de San Jorge, el edificio religioso más antiguo de Praga. Se distingue por su fachada de colores llamativos y estilo barroco.

Visitamos luego el Palacio Real construido en el siglo XII como residencia de los reyes Bohemios. Sus salas son magníficas, en particular el salón Ladislao. Quedamos maravillados por él. Allí se celebraban las fiestas de coronación y banquetes. Todo el recorrido es imperdible. Se destacan también la Habitación Verde y la Sala de la Dieta (antiguo Paralmento Medieval).

En el Palacio Real se encuentra la Iglesia de todos los Santos que se abre al público sólo para las misas.


Pasamos por la Galería de Pintura Obrazarna donde se exponen distintos elementos decorativos de diferentes épocas, que van desde pinturas hasta objetos artísticos. Luego disfrutamos de un rico almuerzo en el Lobkowicz Palace Café. Lo mejor de este lugar son las vistas panorámicas de Praga desde su balcón terraza. Conseguimos una mesa allí con una vista privilegiada. La comida también estaba deliciosa.


Continuamos nuestro recorrido por el Callejón de los Alquimistas o Callejón de Oro. Uno de los paseos más impresionantes y mágicos para mí. Allí hay se encuentran las casitas más antiguas de la ciudad (el último resto de la pequeña urbanización del Castillo de Praga). Muchas de estas casas fueron ocupadas por orfebres. Dentro de cada casa se expone la vida social y cultural de la época. Mi casa preferida es la del Alquimista. Su ambientación tiene una energía particular.


Las casas fueron habitadas hasta la Segunda Guerra Mundia. En la casa n Nro. 22 vivió, en los años 1916-17, el escritor Franz Kafka. En la casa Nro. 14, vivió Matylda Průšová, famosa echadora de cartas y vidente. Su historia es fascinante. Después de su predicción de la caída del Tercer Reich fue detenida por la Gestapo durante la guerra y, finalmente, torturada y asesinada durante un interrogatorio.

En un extremo del callejón se puede observar también la Torre Dalibor la cual formaba parte de la fortificación. Su planta baja se usó como carcel hasta 1781 y su nombre se debe al primer priosionero y a la vez el más famoso, el caballero Dalibor z Kozojed (1498).

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El Palacio Lobkowicz también forma parte del gran complejo del Castillo de Praga, aunque es el único edificio del conjunto que es propiedad privada.

Al salir del Callejón de los Alquimistas o Callejón de Oro recorrimos los jardines alrededor del Castillo de Praga. Los jardines sur (el Jardín del Paraíso, el Jardín en las Murallas y el Jardín de Hartig) se extienden delante de la fachada sur del Castillo de Praga y desde ellos se puede disfrutar de hermosas vistas de la Ciudad Vieja.


Terminamos la maravillosa e imperdible visita al Castillo de Praga cerca de las 17.30 hs. Volvimos caminando en dirección al centro histórico.

Unos metros antes de llegar al Puente Carlos paramos en un puesto take away llamado Trdlo. Allí probamos el Trdlo o Trdelnik que es un típico dulce checo elaborado con masa de harina que se enrolla y se asa a la brasa dando vueltas, después lo envuelven con unos polvitos dulces con miel y lo rellenan con una variedad de ingredientes a elección (pagando un extra por cada ingrediente adicional). Es un espectáculo ver cómo los elaboran. ¡Delicioso!

Seguimos caminando hasta atravesar el Puente Carlos. El Puente de Carlos es el puente más viejo de Praga, y atraviesa el río Moldava de la Ciudad Vieja a la Ciudad Pequeña. Es el segundo puente más antiguo existente en la República Checa. Su construcción comenzó en 1357 con el visto bueno del rey Carlos IV, y fue finalizado en 1402.

Nos tomamos el tiempo para pasar por el puente deteniéndonos a sacarnos unas hermosas fotos con el río Moldava de fondo. El puente está lleno de artistas callejeros que mantienen entretenidos a los turistas.

Caminando llegamos a la plaza principal de la ciudad vieja de Praga. Ya había anochecido y nuevamente nos quedamos un rato por allí y caminando por las calles y callejones que desembocan a la misma.

Nuestro siguiente punto de visita fue Hamleys, la juguetería más grande de Praga que también tiene su sucursal en Londres. Fue una visita pensada para nuestra hija. Es un edificio gigantesco plagado de juegos (muchos de ellos interactivos) y exhibiciones temáticas. Se destaca un tobogán gigante que baja desde el primer piso hasta planta baja y donde se pueden tirar niños y adultos. Por supuesto nos tiramos los tres.


También nos divertimos mucho en las salas de ilusiones ópticas donde los que entran "cambian de tamaño".

Desde la juguetería fuimos caminando en dirección al departamento. Nos detuvimos a cenar en un restaurant muy lindo llamado Hlavkuv Dvur a comer unos típicos platos checos.


Día 8 - Praga


Al día siguiente salimos después de desayunar y pasamos nuevamente por el mercado viejo a comprar algunos souvenirs de nuestro viaje.


Nos dirigimos luego al Clementinum (Klementinum en checo). Habíamos pasado el primer día en Praga para averiguar los horarios del tour en inglés.

El Clementinum es un conjunto de edificios históricos que hasta hace unos años albergó las Bibliotecas Nacional, Universitaria y Técnica. Es una de las visitas imprescindibles en la ciudad, sobre todo por su magnífica biblioteca barroca.

En sus orígenes, el Clementinum era la sede de la Universidad de Carlos. Desde el siglo XVI fue ocupado por los jesuitas, que durante casi dos siglos estuvieron construyendo en la zona un gran complejo al que se fueron sumando territorios adyacentes.

Tras la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII, el Clementinum se convirtió en la sede de la Biblioteca Imperial y actualmente alberga la Biblioteca Nacional de Praga.

El tour dura aproximadamente 45 minutos. Lo que más nos gustó fue la torre del observatorio astronómico y la increíble Biblioteca, que alberga más de 20.000 ejemplares (incluyendo una colección de viejos manuscritos) rodeados de globos terráqueos.

Si bien a la Biblioteca no se puede ingresar (sólo nos permitieron ver su interior desde la puerta), vale la pena conocerla.

Se destaca además la Capilla de los Espejos, una sala barroca forrada de espejos donde se encuentra el órgano que tocó Mozart en su visita a Praga. Actualmente, se celebran allí conciertos de música de cámara.

Subimos a la Torre Astronómica, de casi 70 metros de altura, un observatorio astronómico que constituye un mirador único con vistas al Castillo de Praga. En la Sala de los Meridianos se llevaba a cabo unos de los registros meteorológicos más antiguos de Europa.

El Clementinum nos encantó. La próxima vez que vaya a Praga me gustaría ir a un concierto de música clásica en la Sala de los Espejos.

Terminado nuestro tour fuimos a recorrer el barrio judío de Praga y visitamos el Cementerio Judío. Este cementerio histórico da cuenta de la historia de la comunidad judía en Praga. Siguiendo la costumbre judía, sólo hay lápidas y pequeñas piedras. Debido a la vieja norma judía, las tumbas más antiguas no pueden ser eliminadas. De esta manera, entre los siglos XV y XVIII se fueron realizando unos enterramientos sobre otros hasta alcanzar incluso doce niveles en algunos puntos.

Durante varios siglos, este fue el único lugar donde podían enterrarse los judíos de Praga, y teniendo en cuenta que estamos hablando de una comunidad de casi 200.000 personas, se entiende la costumbre de tapar con suelo nuevo las tumbas y construir otras encima. La tumba más antigua data del año 1439 y la más reciente del año 1787.


Desde allí regresamos caminando al departamento. Debíamos dejarlo a las 14.00 hs. Dejamos listas las valijas y nos fuimos a almorzar a un lugar típico de Praga a modo de despedida de esta mágica ciudad. El lugar donde almorzamos se llamaba U Fleku. Estaba repleto de turistas. Nos gustó mucho su ambientación y clima festivo que daba la música en vivo. Debido a que realmente se llena, las mesas son compartidas. La cerveza artesanal que sirven nos gustó mucho.


Buscamos el equipaje y nos dirigimos en subte a la estación de buses. Allí tomamos el bus de vuelta a Berlín a eso de las 16.00 hs. Llegamos a Berlín a las 20.00 hs. donde nos esperaban en el departamento para cenar.


Día 9 - Berlín


Nos levantamos temprano para ir a visitar la galería de arte al aire libre más grande del mundo. La East Side Gallery, es el mayor tramo que se conserva de los restos del Muro de Berlín y mide 1,3 kilómetros. A lo largo del muro, se pueden ver cientos de grafitis de artistas de todo el mundo que trataron de documentar mediante sus obras el cambio producido tras la caída del Muro de Berlín. Las obras son realmente alucinantes y dan cuenta de ese momento histórico tan importante.

Allí se encuentra el famoso mural Bruderkuss («Beso entre hermanos» en alemán). También llama la atención el mural de la imagen de un Trabant (el coche utilizado en la Alemania oriental) atravesando el muro. Sacamos lindísimas fotos en muchos murales.

Después de una larga caminata por la East Side Gallery fuimos a la zona cercana a la Isla de los Museos. Almorzamos en un restaurant junto al río Spree que se llamaba Allegretto A Tavola. Luego de comer caminamos por la rambla, pasando por las famosas Estatuas de las Niñas Desnudas.

Nos dirigimos a la Isla de los Museos. Allí se encuentran: el Museo de Pérgamo, el Museo Bode, el Museo Nuevo, el Museo Antiguo, la Galería Nacional Antigua, la Galería James Simon. Por una cuestión de tiempo elegimos visitar dos de ellos, el Museo de Pérgamo y el Museo Bode. En el Museo Nuevo (para la próxima visita) se encuentra el busto de Nefertiti.

El Museo de Pérgamo es realmente impresionante. Alberga edificios reconstruidos en tamaño original, como el altar de Pérgamo, la Puerta de Ishtar de Babilonia y la puerta del mercado de Mileto, formados por partes tomadas de las excavaciones originarias.

El Museo Bode alberga las colecciones de escultura y arte sobre todo egipcias y bizantinas.


Cuando salimos de hacer nuestros recorridos por la Isla de los Museos fuimos en bus hasta el Tiergarten para caminarlo y disfrutarlo sin apuro.

El parque es enorme y si bien era otoño (nos tocó un otoño bastante cálido) había bastante gente andando en bicicleta, corriendo, caminando. No hacía tanto frío en ese entonces y era agradable estar allí.

El parque se extiende a lo largo de 3 kilómetros desde la Puerta de Brandeburgo hasta el Zoológico y la Universidad Técnica de Berlín. Hay muchos senderos y recorridos posibles para hacer en el Tiergarten.

Nosotros pasamos por el Monumento Soviético donde hay hay enterrados unos 2000 soldados del Ejército Rojo que murieron durante la batalla de Berlín para liberar a Europa del nazismo.

En el monumento se pueden ver dos tanques T-34 del ejército soviético que entraron en Berlín en 1945.

Pasamos por jardines floridos y llegamos a la zona del Global Stone Project del escultor alemán Wolfgang Schwarzenfeld. Allí se exponen diferentes piedras gigantes que hay distribuidas en el parque provenientes de distintos lugares del mundo. Se compone de 10 grupos de rocas, cinco de ellas sacadas de los diferentes continentes formando un círculo. Una vez al año, el 21 de junio, la luz del sol une todas las rocas por su reflexión como símbolo de una humanidad unida y para desarrollar una conciencia global por la paz.

Disfrutamos mucho de las rocas tocándolas y apreciándo la energía particular de cada una de ellas.

En algún momento de nuestro recorrido a pie nos topamos con la Columna de la Victoria. Cerca de allí se encuentra el Schloss Bellevue, residencia oficial del presidente de Alemania.

Al terminar nuestro recorrido por el parque quisimos subir a la cúpula del Reichstag. La cúpula del Reichstag es una cúpula de vidrio construida en lo alto de este edificio que simboliza la Reunificación alemana.

Lamentablemente ya no había disponibilidad de tickets para ese día y no habíamos hecho la reserva con antelación. Había disponibilidad para el día siguiente pero nosotros teníamos que tomar el vuelo de regreso a Barcelona. Nos quedó esta visita para la próxima. Nos quedamos con ganas de subir hasta la cúpula y tomar algo en la terraza de su restaurant llamado Käfer donde la vista de la ciudad es increíble.

Resignados fuimos a merendar al café que se encuentra justo enfrente de la boletería del Reichstag (Café Tiergarten). Nos sentamos en unos sillones afuera y descansamos un rato de nuestra larga caminata.

Desde allí nos dirigimos hacia la zona de Berlín occidental para ver la Iglesia Partida, ubicada en la plaza Breitscheidplatz (distritdo de Charlottenburg). Tras ser destruida en la Segunda Guerra Mundial, se ha conservado en estado de ruina como monumento protegido. A la impactante Iglesia Partida se agrega el atentado de ISIS en diciembre de 2016 al mercado nvaideño donde murieron mortalmente 12 personas y resultaron heridas más de 50.

Junto a la iglesia pudimos ver fotografías, flores, juguetes y velas encendidas en memoria de las víctimas de este acto atroz.

Después de ese recorrido fuimos a cenar a un restaurant italiano ubicado a unos pocos metros de allí. Esa fue nuestra última cena en Berlín. Al día siguiente debíamos tomar un vuelo de regreso a Barcelona para continuar con nuestra aventura.


Día 10 - Sur de Francia (Cavaillon)


Salimos temprano hacia el aeropuerto en Berlín para tomar el avión de regreso a Barcelona. Allí solo estaríamos en el aeropuerto para alquilar un auto y seguir nuestro viaje por tierra rumbo al sur de Francia.

Llegamos a Barcelona al mediodía. Recogimos nuestro coche y partimos rumbo a Cavaillon, una pequeña ciudad cerca de Aviñón. Habíamos alquilado una casa a través de Airbnb en esta pequeña ciudad en la zona de Provenza con la intención de hacer base allí y recorrer los alrededores durante el día.

El viaje en auto se hizo largo, pero disfrutamos de hermosos paisajes. Pasamos por Gerona, Figueras, Perpiñan, Narbona, Montpellier. Llegamos a nuestra casa de Cavaillon ya pasada la medianoche. Habíamos parado a cenar en un McDonalds 24 hs que encontramos en la ruta.


Cavaillon es una población y comuna francesa, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. La elegimos por su cercanía a Aviñon y su tranquilidad. La casa de Cavaillon era bellísima. Estaba remodelada a nueva, decorada con exquisito gusto y de un tamaño holgado para nosotros tres. Tenía un hermoso patio con juegos infantiles y una galería amplia, equipada para sentarnos a tomar algo o comer al aire libre en cualquier momento del día.

Cavaillon resultó ser una pequeña ciudad rural adorable. Nuestros vecinos eran casas de campo. Caminar por esas calles de pueblo en un clima cálido y soleado fue muy relajante y a la vez nos cargó de energía para seguir nuestro viaje.

A una cuadra de nuestra casa había una espectacular boulangerie donde compramos nuestro primer desayuno al día siguiente.

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El recorrido previsto para nuestros días allí era: Saint-Remy-de-Provence , Les Baux-de-Provence, Arlés, Aviñon, Pont du Gard, Carcasona.



Día 11 – Sur de Francia (Saint-Remy-de-Provence, Les Baux-de-Provence)


Nos levantamos temprano para disfrutar de un riquísimo desayuno en casa. Salimos con el auto rumbo a Saint-Remy-de-Provence. El paisaje que atravesamos para llegar a nuestro primer destino es el que uno espera cuando sueña con la Provenza francesa. Si bien no era época de la lavanda el paisaje ondulado, los árboles y campos cultivados eran un bálsamo para el alma.

Llegamos a Saint-Remy-de-Provence. Estacionamos y la recorrimos toda a pie. Esta ciudad es sumamente tranquila y hermosísima. No nos íbamos a quedar tanto tiempo recorriendo, pero nos gustó tanto que pasamos allí toda la mañana y almuerzo. Nos encantaron sus calles angostas, los pequeños negocios y plazas. Todo muy al estilo provenzal.


Los turistas que se veían en esta época del año eran mayormente jubilados franceses. En general había poca gente.

Las calles están repletas de bares y restaurants encantadores. Almorzamos en un restaurant muy cálido donde comimos unos riquísimos crepes.

Luego de almorzar nos dirigimos hacia las montañas de las Alpilles que están muy cerca de allí. Nuestro próximo destino era Les Baux-de-Provence, un pueblo medieval que está a unos 4 kilometros de St. Remy.

El paisaje camino a Les Baux-de-Provence es muy bello. Al llegar es imponente la vista de esta ciudadela medieval construida en lo alto.


Estacionamos el auto y subimos caminando para recorrerla. Por suerte en esta época del año y durante la tarde no había mucha gente.


Entre los edificios más importantes se destacan el Palacio de la Tour de Brau a la entrada de la ciudadela; la capilla de Saint-Blaise; la Chapelle Castrale, iglesia principal de la ciudad; las torres de defensa de la muralla (la poderosa torre del homenaje, la torre Sarrasine y la torre Paravelle).


Otro de los atractivos de Les Baux-de-Provence son las armas medievales. Se destaca una enorme catapulta, que durante un espectáculo diario se utiliza para lanzar grandes piedras.


Recorrimos también las tiendas de artesanías y productos locales que están alrededor.

Desde Les Baux-de-Provence nos dirigimos a Arlés. Arlés fue capital provincial de la antigua Roma y se distingue por las ruinas de dicha época, entre ellas el coliseo y el teatro romano. Hoy la ciudad forma parte del patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Lo primero que hicimos fue visitar el coliseo, uno de los mejores conservados de Europa. Es una construcción imponente, emplazada en medio de un barrio francés. Caminar por sus túneles oscuros, subir a las gradas... permite tener una sensacion de la época.

Luego fuimos caminando hasta la plaza del ayuntamiento (donde se cuentra el obelisco) y visitamos la Iglesia y claustro de Saint-Trouphine.

En Arlés se puede hacer la ruta de Van Gogh. Hay varios lugares señalizados: la plaza del Forum para Le café le soir; el puente de Trinquetaille; el muelle del Ródano (quai du Rhône) para nuit étoilée; la plaza Lamartine para la maison jaune; el patio del Espace Van-Gogh para (Le) jardin de la maison de santé; y la carretera a lo largo del canal de Arlés a Bouc para las Lavanderas. El anfiteatro y la necrópolis de Alycamps aparecen en varios de sus cuadros.


Ya era el atardecer y decidimos emprender el regreso a Cavaillon. Pasamos antes por un supermercado de Aviñón para abastecernos. Compramos vinos y quesos franceses que tomamos y comimos en la hermosa galería de la casa donde estábamos parando.



Día 12 – Sur de Francia (Aviñon, Pont du Gard)


Ese día salimos temprano para recorrer Aviñón. Cavaillon estaba realmente cerca de esta ciudad.

Lo que más impacta al llegar a esta ciudad amurallada es justamente el acceso a la misma a través de puertas que parecen diminutas en comparación con el tamaño de las murallas.

Aviñón fue una ciudad papal durante décadas, con lo cual los capítulos más relevantes de su historia están marcados por la religión. El Papado de Aviñón abarcó los años de 1309 a 1377. Durante ese período siete papas residieron allí para evitar la inseguridad de Roma.

Reestablecido el Papado de Roma, Aviñón perdió importancia como centro religioso pero continuó perteneciendo al Vaticano hasta 1793, cuando se unió a la naciente Republique française en el contexto de la Revolución francesa.

Las murallas de Aviñón, con una extensión total de más de 4km, fueron construidas también durante el Papado de Avignon (a partir de 1355) y están incluidas en el conjunto protegido del centro histórico.

El Palacio de los Papas, la Catedral y el Puente de Aviñón, son un impresionante conjunto histórico que forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1995.

Fuimos directo a recorrer el Palacio de los Papas, una visita imperdible que demora al menos medio día para hacerlo con tranquilidad. Así como en la mayoría de los museos que visitamos durante este viaje, el Palacio de los Papas contaba con una audio guía y tablets interactivas para los niños que permitía mostrarles con imágenes que había en cada sitio que visitábamos. También lo hacían con los objetos. La aplicación incluía juegos de búsqueda del tesoro que capturaba aún más el interés de los pequeños. Los grandes por supuesto también podíamos hacer uso de estos dispositivos. Fue más que entretenido, lúdico y educativo para nuestra pequeña hija.

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Actualmente se pueden visitar cerca de 25 salas. Se destaca la Grande Audience, una enorme sala de gala que puede albergar hasta 700 personas.

Desde las terrazas, se puede observar el interior del palacio a un lado y la ciudad de Aviñón al otro.


Almorzamos en el café de la terraza del Palacio de los Papas (Le Café Terrase). Ya eran casi las 15.00 hs y teníamos hambre. En el café había comidas rápidas y snacks. Ideal para comer rápido y seguir recorriendo. La vista de la terraza del café era muy linda.

El Pont d’Avignon o Pont Saint-Bénézet es la otra gran estrella de este recorrido histórico. Hoy el puente muere a mitad del río, pero a finales del s.XII su longitud era de 900 metros y servía para cruzar desde Aviñón hasta Villeneuve-lès-Avignon. Fue inicialmente de madera y más tarde de piedra, pero tras sucesivos derrumbes y reconstrucciones fue abandonado en 1660. El puente recibe su nombre del niño pastor Bénézet quien, según la leyenda, recibió de Dios el encargo de construir el puente y transportó una piedra gigante hasta el río como prueba de su poder.

El acceso a la pasarela del puente estaba incluido en la entrada al Palacio de los Papas. El ticket permite recorrer el puente y ver la capilla de San Bénézet.

Nuestra visita culminó en el puente de Aviñón. Este puente tiene una historia increíble y misteriosa alrededor de su destrucción. Se dice que la era del hielo que hubo en Europa hace siglos lo destruyó pero tampoco hay certezas.

La escena me remontó a la canción infantil que me cantaban de niña, En el puente de Aviñón. La canción popular del puente de Aviñón data del siglo XVI, y se llamaba “Sus le Pont d'Avignon” (“Bajo el Puente de Avignon”). Se refería a los bailes que se organizaban debajo del puente, en la antigua Isla Barthelasse. La versión de la canción que conocemos actualmente es del siglo XIX.

En realidad, los aviñoneses no bailaban sobre el puente, ya que siendo tan estrecho, no se podía. En cambio, con la formación de las islas, sobre todo la de la Barthelasse, aparece a partir del siglo XIX, una intensa actividad de picnic y merenderos que transformaron las orillas del Ródano en lugares de ocio. Es en esta época que se bailaba, no sobre, pero... bajo el puente.

Nos quedamos en Aviñón más del tiempo previsto pero disfrutamos cada rincón que recorrimos de esta ciudad.


Nuestra próxima y última parada del día fue Pont du Gard a 26 km de Aviñón. Fuimos en auto a este parque nacional y lugar declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.


El Pont du Gard es un gigantesco acueducto construido por el Imperio romano hace dos mil años, en el siglo I d.C. Esta magnífica obra de ingeniería romana se encuentra en un bonito enclave natural junto al pueblo de Remoulins, en el departamento de Gard (Languedoc-Rousillon). Es el puente más alto construido nunca en la Antigüedad.

Para crear el arco central que cruza el Gardon, elaboraron la mayor cimbra realizada antes en el mundo. El Pont du Gard es el único ejemplo de acueducto de 3 plantas superpuestas aún visibles.

El Puente tiene 49 metros de alto y 275 metros de largo.


El parque es hermoso y cuando se llega al acueducto es realmente impactante. Nosotros llegamos casi a la hora del atardecer. Lo aconsejable es tomar medio día para recorrer este lugar con tranquilidad. Hay un museo que explica todo en relación a este acueducto (no llegamos a entrar porque ya estaba cerrado) y luego la visita al acueducto en sí es imperdible.

Se puede también admirar el puente desde una mesa del café restaurant que está a unos metros de allí llamado Les Terrasses du Pont du Gard.

También hay caminos en el bosque para recorrer a pie. Un hermoso lugar que se debe visitar sí o sí y en el cual se puede hacer un plan de paseo al aire libre.

Nos quedamos hasta que anocheció para tomar unas fotos en este lugar histórico.


Volvimos a Cavaillon para la hora de la cena. Al día siguiente debíamos dejar al casa y salir rumbo a Barcelona, nuestro último destino de estas vacaciones.


Día 13 – Sur de Francia (Carcasona)


Dejamos la casa de Cavaillon para regresar en auto a Barcelona. Teníamos pensado hacer el recorrido de regreso a España parando en dos lugares: Narbona y Carcasona.

Narbona es una pequeña ciudad de la región de Occitania fundada por los romanos en el siglo II AC. Pensábamos dar una vuelta por esta ciudad, pero lamentablemente el tiempo no nos alcanzó así que fuimos directo a Carcasona.

Carcasona se encuentra en la cima de una colina del área de Languedoc, cerca de la frontera española y es famosa por su ciudadela medieval llamada La Cité. Esta ciudadela cuenta con varias torres de observación y fortificaciones de murallas dobles. Se destaca además el Château Comtal, un castillo del siglo XII donde se ofrecen exhibiciones arqueológicas y un recorrido por las murallas interiores.

Recorrimos parte de la doble muralla que rodea por completo la ciudadela y también paseamos por las callejuelas interiores disfrutando de ese paisaje medieval, negocios encantadores y sus monumentos históricos. Se destaca la Basílica de Saint-Nazaire. Carcasona es uno de los principales sitios turísticos de Francia y por ello estaba bastante más concurrida que las otras ciudades donde estuvimos.

Definitivamente volveremos algún día a Carcasona. Nos encantó. Queríamos parar también en Perpignan pero debíamos estar por la noche en Barcelona para devolver el auto y hacer el check in en el departamento que habíamos alquilado.

Seguimos manejando rumbo a Barcelona y llegamos al atardecer. Nos quedaríamos varios días en esta hermosa ciudad.

Alquilamos un departamento en el barrio gótico a través de Airnbn. El departamento era inmenso para nosotros tres y tenía una terraza preciosa. La ubicación fue inmejorable.

Yo había estado en Barcelona años atrás parando también en el barrio gótico y me pareció muy práctico como punto de base para movilizarse por toda la ciudad.

Debo decir que a nuestra hija le encantó particularmente Barcelona. Corría y cantaba a toda voz por sus calles. Para mí volver a Barcelona es como volver un poco a casa. Quizá porque parte de mis raíces son catalanas.

Dejamos el equipaje en el departamento y mi marido fue a devolver el auto al aeropuerto. Desempacamos y fuimos a comprar los alimentos y artículos necesarios para nuestra estadía antes de salir a cenar en la hermosa Barcelona.

Estuvimos caminando por el barrio gótico hasta llegar a la Plaza Real uno de los lugares con más encanto de la ciudad. Es una plaza bellísima. Sus arcos y galerías, su fuente, sus faroles y palmeras hacen que sea uno de los lugares preferidos de encuentro de turistas y locales.

Alrededor de la plaza hay muchísimos bares y restaurants. Nos sentamos en uno de ellos para degustar varias tapas y tomar una riquísima sidra bien helada.

Luego de cenar fuimos a caminar un poco por la rambla que está muy cerca de allí. El clima aún cálido de esta época del año invitaba a hacer estos paseos nocturnos.


Paramos en una heladería sobre la rambla llamada Sweet Gaufre a degustar un riquísimo helado. Después volvimos a nuestro departamento a descansar después de un día más que ajetreado.


Día 14 - Barcelona


Ese día teníamos planeada la visita a Casa Batlló de Gaudí durante la mañana. Debo decir que Gaudí tiene un especial encanto para los niños, sus obras y edificios divierten y atrapan la atención de los más pequeños también. Nuestra hija utilizó la audio guía y dispositivos que daba el museo con mucho entusiasmo. Estos explicaban de manera gráfica e interactiva cada rincón de esta casa tan especial.

Nos dirigimos a Paseo de la Gracia y como ya teníamos compradas las entradas no hicimos nada de cola. La visita a este sitio icónico de Barcelona declarado también patrimonio mundial de la UNESCO fue increíble.

Estuvimos gran parte de la mañana recorriéndola. Coronamos nuestra visita con una foto familiar en uno de los balcones de la casa.

A la salida nos esperaba un amigo mío que reside en Tarragona hace varios años. Con él seguimos recorriendo la ciudad.


Fuimos a almorzar todos a El Nacional, un multi espacio gastronómico ubicado en el Paseo de Gracia. Tiene 4 espacios: un restaurante de carne, un restaurante de pescado, un restaurante de tapas y arroces y un restaurante rápido delicatessen. Estos se complementan con 4 barras especializadas en: cerveza, vino, cava y cócteles. El lugar es encantador, aunque no muy barato. Comimos riquísimo y lo pasamos genial.

Seguimos nuestra recorrida por el Paseo de Gracia y pasamos por la Catedral de Barcelona. Nos dirigimos en dirección a la costa para visitar la Barceloneta, uno de los barrios más populares de Barcelona. Llegamos hasta la estatua de Colón y paseamos por la rambla costera.

Entramos un ratito al centro comercial Maremágnum para ver algunos negocios que nos interesaban en particular. Allí nuestra hija se entretuvo un rato andando en los autos eléctricos que alquilan para los niños más pequeños.

Seguimos caminando por la costa. Pasamos por al Torre del Reloj, la construcción más antigua de la zona que fue edificada en 1772 para funcionar como faro del puerto.


Nuestro amigo debía tomar el tren de vuelta a Tarragona así que lo acompañamos hasta la estación central de trenes. Luego de despedirnos nosotros seguimos caminando y recorriendo. Llegamos hasta la playa de la Barceloneta y nos quedamos allí un rato caminando descalzos por la arena. De lejos se veía el edificio emblemático del Hotel W.


Volvimos caminando por el barrio de La Ciudadela y por el barrio de El Born.

Llegamos a casa casi el atardecer. Merendamos en nuestra terraza ubicada en un tercer piso, un lugar precioso y relajante desde donde podíamos tener lindas vistas del barrio gótico.

Ese día cenamos en el departamento.


Día 15 - Barcelona


Nos levantamos temprano para ir a visitar La Pedrera o Casa Mila de Gaudí sobre el Paseo de Gracia. Nuevamente habíamos adquirido los boletos antes por internet. Este lugar ofrece también varias experiencias nocturnas a partir de las 19.00 hs. Ellas incluyen shows en vivo en la terraza, degustaciones de vino y dulces y proyecciones en esculturas.

Nosotros elegimos visitarla durante el día e hicimos la visita tradicional. La misma fue un deleite. A nuestra hija le encantó.

Salimos para la hora del almuerzo y comimos en un restaurante con mesas a la calle que estaba sobre el Paseo de Gracia.

Ese día por la tarde nos dividimos. Mi marido, fanático del fútbol, fue a hacer la visita guiada al Camp Nou. Mi hija y yo fuimos caminando hasta La Barceloneta a visitar el Aquarium de Barcelona, uno de los más importantes del mundo. Lo pasamos genial en este lugar.

El Aquarium cuenta con acuarios mediterráneos y tropicales y lo que es más imponente es el Oceanario de 36 metros y 5 de profundidad. Un túnel de cristal de 80 metros lo atraviesa por debajo permitiendo vistas privilegiadas de los tiburones, rayas, morenas y doradas. Es como estar sumergido también. El túnel tiene una cinta transportadora que te va llevando si uno no quiere caminar. Es hermosa la experiencia.

El acuario tiene también espacios de juegos interactivos y educativos para niños (túneles acuáticos, submarino interactivo, juegos para trepar y también un lugar para alimentar a peces). Mi hija estuvo un buen rato jugando allí.

Uno de los lugares más divertidos del acuario es donde se encuentran los pingüinos. Ellos juegan prácticamente con los visitantes a través del cristal. Es muy divertido verlos, son adorables.

Salimos del acuario ya casi a su hora del cierre. Mi marido nos pasó a buscar por allí. Caminamos todo el camino de regreso al barrio gótico. Nuevamente fuimos a la zona de la Plaza Real para buscar un lugar para cenar. Cenamos en un lugar histórico muy tradicional llamado Los Caracoles. Este lugar, lleno de turistas, es un viaje en el tiempo. Disfrutamos mucho de su ambientación, comida y show en vivo. De postre por supuesto comimos natilla catalana.

Cuando salimos del restaurant fuimos a caminar por la rambla hasta llegar al barrio El Raval. Allí buscamos la puerta del bar que frecuentaba Ernest Hemingway llamado Bar Marsella fundado en 1820.

Ya era tarde así que volvimos caminando a nuestro departamento. Caminar por las noches por el barrio gótico era un placer.


Día 16 - Barcelona


Ese día fuimos a visitar la Catedral de Barcelona, también conocida como la Seu o la Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, patrona de la ciudad de Barcelona.

Visitamos la cripta de Santa Eulalia, virgen y mártir del siglo XIV, el coro, la terraza y el claustro. Este último es uno de los que más me gusta, especialmente por su jardín con palmeras, flores, estanque y sus emblemáticas trece ocas blancas relacionadas a la leyenda de Santa Eulalia.

En este jardín hay un surtidor que data de mediados del siglo XV que se utiliza en la celebración del orpus Christi. También se destaca una pequeña estatua de Sant Jordi matando al dragón, donde la gente arroja monedas para pedir un deseo y toca el agua, con la creencia de que trae buena suerte.


Cuando salimos de la catedral ya era la hora del almuerzo así que fuimos caminando hacia La Boquería.

El Mercado de San José, más conocido como “La Boquería”, es un mercado municipal que se encuentra en Las Ramblas. Es el lugar ideal para conseguir productos frescos de todo tipo y comer una rica comida al paso o sentado en las pequeñas mesas disponibles en el mercado.

El lugar es enorme y muy colorido. Siempre está lleno de turistas. Es un laberinto de pasillos donde hay más de 300 puestos de productos típicos de la gastronomía de Barcelona.

Luego de almorzar nos fuimos a recorrer algunas tiendas ya que queríamos hacer algunas compras antes de irnos.

Terminamos a la hora de la merienda. De camino al departamento pasamos por el Palacio Dalmaces. Sacamos entradas para el show en vivo de flamenco para esa noche.

Palau Dalmases es un tablao flamenco en Barcelona excepcional y único. Un auténtico palacio barroco del siglo XVII en el barrio del Borne al lado de Museo Picasso.

El lugar es hermoso y más aún cuando cae la noche. El patio al que se entra y su ambientación dá una sensación de intimidad muy especial. Pasamos luego a una sala con un pequeño escenario y sillas dispuestas en filas (habían unas 10 filas aproximadamente, no más) . Allí nos ofrecieron a los adultos dos copas de vino o champagne incluidos en nuestra entrada. A nuestra hija agua o gaseosa. Estábamos en primera fila lo cual fue genial porque pudimos apreciar el espectáculo en todas sus dimensiones, el baile, el canto y toda la expresividad del flamenco.

El show fue increíble, de altísima calidad y belleza. A nuestra hija le fascinó y presenció todo muy atentamente. Al finalizar quedó tan entusiasmada que se subió ella sola a bailar al escenario cuando el resto de la audiencia ya había abandonado el lugar.

De ahí caminamos unas cuadras para buscar un restaurant donde cenar. Luego de cenar seguimos caminando por el Born hasta llegar al barrio gótico a nuestro departamento.

Esa noche preparamos todo el equipaje para dejar el departamento al día siguiente ya que debíamos tomar el vuelo de regreso a Buenos Aires, Argentina pasada la medianoche.

El último día de nuestras vacaciones lo pasaríamos en Montserrat, un lugar mágico y místico muy especial para mí que ya conocía y al que quería volver con mi familia.


Día 17 - Barcelona

Debíamos dejar el departamento en Barcelona a las 11 am. Nuestro último día en España lo pasamos en Montserrat, uno de mis lugares más especiales donde estuve, muy cerca de Barcelona. Para llegar allí (debíamos ir con todo el equipaje ya que no teníamos donde dejarlo) alquilamos un auto por un día. Salía mucho más barato que pagar medio día más en el Airbnb y tomar un taxi hasta allá. La visita a Montserrat lleva idealmente todo un día y ese era nuestro plan.

El santuario de Nuestra Señora de Montserrat tiene su origen histórico en la ermita de Santa Maria (año 888). En 1025 se fundó un nuevo monasterio en la ermita de Santa María de Montserrat. Durante los siglos XVII y XVIII, el monasterio de Montserrat se convierte en un centro cultural de primer orden. De la escuela de música de Montserrat surgen importantes compositores.

La guerra napoleónica (1808-1811) y la desamortización de 1835 trajeron la destrucción y el abandono. En 1844 se inició la restauración de la vida monástica y en 1881, en las Fiestas de la Coronación de la Imagen de la Virgen, el Papa León XIII la proclamó Patrona de Cataluña. La imagen de la Virgen de Montserrat, conocida popularmente como la Moreneta por el color oscuro de su piel, es una talla románica policromada del siglo XII de una gran belleza.

La Guerra Civil española (1936-1939) significó que nuevamente se tuviera que abandonar el monasterio. Sin embargo, el Gobierno de Cataluña preservó Montserrat del saqueo y de la destrucción.

La Escolanía de Montserrat es uno de los coros de niños cantores más antiguo de Europa. Hay documentos del siglo XIV que ya son el testigo de la existencia de una escolanía en Montserrat, una institución de carácter religioso y musical.

Actualmente, participa en las celebraciones litúrgicas y en la oración comunitaria que se hace en la basílica. Su prestigio es reconocido a escala internacional, y actualmente hace giras de conciertos por todo el mundo y dispone de una abundante discografía. Tuve la suerte de escuchar este maravilloso coro en un viaje anterior a Montserrat.

La montaña de Montserrat es parque natural desde 1987, y están protegidos todos los elementos que la conforman. El paisaje de Montserrat se distingue por sus agujas y monolitos de piedra de formas muy diversas.

Debido al paisaje y sus pendientes, los funiculares son la manera más fácil de realizar los itinerarios más importantes. Los principales son los de Sant Joan y Santa Cova. Ellos transportan a los turistas a los lugares más emblemáticos de la montaña, como son la ermita de San Juan y la Santa Cueva donde, según la tradición, fue hallada la imagen de la Virgen de Montserrat.

Además de un monasterio y un santuario, Montserrat es un lugar espectacular desde el punto de vista geológico y un importante centro cultural. El santuario cuenta con un rico patrimonio artístico, histórico y natural, un verdadero museo al aire libre.

Llegamos cerca del mediodía y fuimos a almorzar al restaurant de Montserrat. Lo primero que recorrimos fue el Santuario de Montserrat. Entramos a la basílica para ver a la Virgen de Montserrat. Tuvimos que hacer una pequeña cola para ingresar a la basílica y para ver la imagen de la Moreneta de cerca.

Luego nos dirigimos a la puerta de Montserrat - Els Degotalls. Allí pueden verse monumentos dedicados a varios artistas y mayólicas ofrendadas en honor a la Virgen.

A la salida fuimos a recorrer la montaña de Montserrat. Hicimos el camino del Vía Crucis - San Miguel - Fray Garí que se encuentra más cerca del santuario y no presenta ninguna dificultad. Debido a que estábamos con nuestra pequeña hija elegimos los recorridos más sencillos o aquellos en los que se podía utilizar el funicular.

El itinerario de la Santa Cueva termina en la Santa Cueva, capilla troglodítica adosada a la roca en la que, según la leyenda, unos pastores encontraron la imagen de la Virgen de Montserrat. Recorrido sin dificultad, pero con un tramo de fuerte subida a la vuelta, que se puede evitar tomando el funicular. Este recorrido permite obtener hermosas vistas panorámicas del paisaje.

Montserrat cuenta también con su propio Museo el cual funciona desde 1996.

Todo cierra alrededor de las 18.00 hs en Montserrat, incluido su único Café. Allí merendamos antes de partir.

Debido a que teníamos tiempo antes de devolver el auto en el aeropuerto y tomar el avión de regreso a casa fuimos a recorrer los alrededores en auto.

Más tarde pasamos por un IKEA a hacer compras de último momento. Cenamos en el aeropuerto antes de tomar el vuelo de regreso a Buenos Aires. Una vez más concluimos un viaje muy especial que también significó un reencuentro con familia y amigos muy queridos.

1 Comment


Leandro Sanchez
Leandro Sanchez
Sep 18, 2020

Gracias por compartir tus viajes!!!

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Sobre este blog

Este blog nació durante la cuarentena por la pandemia COVID-19. Pensar en los viajes que realizamos como familia, recordar esos hermoso momentos vividos en lugares tan diferentes y maravillosos me sacaba una sonrisa todos los días.  

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